Monthly Archives: November 2011

hablar por hablar

El comercio con los datos personales es una realidad encubierta en estos momentos. Saber qué personas están haciendo qué con nuestros datos personales, conocer qué informes complementan nuestra información íntima es, si no imposible, ímproba tarea, digna de un Hércules del siglo XXI pues, tal y como fluyen, aparecen y desaparecen empresas destinadas a la gestión y procesamiento de la información en redes sociales, nuestros datos pululan por gráficas y empresas de datamining que los procesan, pasando a formar parte de ese ingente volumen de datos que crece de manera exponencial desde que el procesamiento digital permite el apilamiento de miles y miles de documentos en pequeños receptáculos de menor tamaño que un libro de papel (y generalmente con mucha menos información real).

Esta situación se nutre, sobre todo, del desconocimiento general respecto de la red de redes y cómo nuestra información fluye por ellas, alimentando un comportamiento compulsivo que fuerza a cualquier creador de un sitio web a solicitar a los usuarios una batería de datos personales para quién sabe qué extraño propósito.

Esta situación, que se reproduce como un virus por toda la red, tiene su fulcro, actualmente, en la proliferación de “gadgets” que nos permiten integrar todas nuestras redes sociales en una única facilidad desde la que administrar nuestra información personal y demás. Son, por supuesto, una especialización de estos servicios de minería de datos, entre los que se mezcla la sencillez de llevar a cabo esa gestión integral de nuestra información personal en la red con el más estricto análisis y vulneración (por supuesto, este es el objetivo) de nuestra propia información personal por parte de quien nos ofrece el servicio. Generalmente estos servicios se basan en facilitar al mismo nuestros datos de acceso al correo y estos servicios se encargarán automáticamente de leer nuestros contactos y notificarles nuestra nueva inclusión en una red social o facilidad de este tipo, con el beneficio añadido (para el que ofrece el servicio) de disponer, gracias a este nuevo usuario, de una batería adicional de correos electrónicos a los que “pulir” a base de spam hasta conseguir tenerlos incluídos (o no) en su red social, de cualquier manera, le proporciona al proveedor de servicio, de nuevos datos que utilizar para cruzar en sus análisis de comportamientos de usuarios.

Para poner un ejemplo, es como si, un día cualquiera, le facilitásemos al vendedor de congelados a domicilio, una llave para que revise él mismo nuestro correo y tome las direcciones de las personas con las que nos carteamos para que les mande campañas publicitarias, con el problema añadido de que no sabemos qué hará el dueño de la empresa de congelados cuando abra nuestro buzón, es posible que incluso se dedique a leer nuestras cartas. ¿os gustaría que alguien hiciese eso con vosotros?