Monthly Archives: December 2018

reencontrándome con mis pies…

Durante las tres últimas semanas, y siempre que el tiempo lo permite, todas las mañanas me tomo un ratito sentado en una terraza delante de los edificios donde ando trabajando.

Es una sensación agradable, la de dejar a un lado las prisas y sentarse a observar.

Así que estos días, mientras sorbo pequeños tragos de un cargado café, a veces alternados con bocanadas de un pitillo rápidamente liado, paseo la mirada por la plaza donde convergen las salidas de los tres edificios de oficinas que la conforman y, todas las veces, además de la multitud de seres caminantes, apresurados en su caminar, viene a visitarme una pequeña hoja de plátano de sombra (platanus x acerifolia), hay montones de éstos árboles dejando caer sus hojas secas, en esta época, así que no es algo tan poco natural, ver hojas sueltas.

Lo que imagino que tiene de curiosa esta visita de las hojas secas, es que en todas las ocasiones, las hojas suelen detenerse a pocos metros de donde me siento y, mientras las observo, me regalan una pequeña danza aérea revoloteando esquivas entre los pies de las personas, subiendo y bajando al capricho de las ráfagas de viento que las avivan.

Siempre capturan mi atención, estos anárquicos bailes foliales que, con su pequeña gracia, vacían mi cabeza de otros pensamientos, dejándome una sensación de serena calma que me permite enfocar el pensamiento en alguna de las pildoritas vitales que, tambien, he comenzado a digerir estos días.

Estas pildoritas vitales son de orígenes varios…

Unas son pequeños fragmentos de texto que, por las mañanas, recojo de un interesante libro que una amiga me ha invitado a leer, el libro se llama “Actos de Fé – Mediataciones diarias para gente de color“, y recoge breves frases célebres en la cabecera de cada página para despues desarrollar un razonamiento muy sentido relacionado con la oración del principio y rematar con otra sentencia que, generalmente, te remueve por dentro hasta los higadillos.

Para recoger estos fragmentos de texto, todas las mañanas tomo entre las manos el libro cerrado y comienzo a pasar las hojas cual si un mazo de cartas se tratase, deteniéndome en el momento que siento que debo hacerlo. Siempre resultan un auténtico mazazo para la mente, estas páginas escogidas, mostrándome algún sentimiento o idea que, personalmente, no he acabado de digerir y me remueve por dentro.

Otras veces, las pildoritas vitales vienen de otra amiga que tambien anda trabajándose el compartir, con mucho amor, fragmentos de alegría y vida. Ella recoge algunos de estos fragmentos de otro libro, “Recetas de lluvia y azúcar“, del que ella, amablemente, absorbe fragmentos que nos lee y comparte con mucha gracia y magnífico sentir.

Entre los dos libros, todas las mañanas encuentro algún nuevo motivo para sentarme tranquilamente en esa plaza y sentir, tratando de asimilar, aquellas emociones que se me mueven al tragarme la pildorita matutina.

Me han  permitido darme cuenta de muchas cosas. He podido observar que, en mi afortunado discurrir por la vida, he tenido ocasión de ponerme muchos tipos de calzado en los pies.

Una veces he vestido rígidas botas que aseguraban mis pies, protegiéndolos contra torceduras y defendiéndome de los pisotones, voluntarios o no, de los seres con los que me cruzaba.

Estas botas que me protegían, tambien supusieron muchas veces un peso extra, que enlentecía mi ligero caminar haciéndome recorrer la vida sin preocuparme de los pies que yo pisase, pues al fin y al cabo, estaba perfectamente protegido y yo no sufría ni sentía las consecuencias de mis pisotones. Otro inconveniente de estas botas es que tambien, por su rigidez y dureza, impiden a los pies sentir el viento que refresca y alivia los roces provocados por tamaña protección. Llevé bastante tiempo, estas botas…

Otras veces, ágiles zapatos deportivos me cubrieron los pies, dejándome volar más en sintonía con mi viveza, deslizándome por los caminos alrededor cual guepardo emocionado.

Con estas zapatillas pude sentirme más suelto, volando de una forma que encontraba más en sintonía con mi viveza y sentir, deslizándome por los pasos de la vida cual un rápido atleta en plena carrera. Con ellas salté obstáculos, pisé charcos y recorrí larguísimas distancias, pudiendo atisbar todo tipo de situaciones alrededor mío pero, poco a poco, me fui dando cuenta de que la velocidad se llevaba por delante parte del disfrute de los hitos que el camino disponía alegre ante mi.

Tuve la suerte de calzar mocasines, estos ligeros calzados que se adaptan al pie casi como una segunda piel y, aún protegiéndolo, nos dejan sentir los cambios de temperatura, ofreciendo moderada protección ante las intemperies de la vida. El problema de los mocasines es que no son adecuados para casi ninguna de las actividades interesantes de la vida. No puedes correr mucho tiempo con ellos, pues quedan hechos polvo en seguida. La protección que ofrecen sirve sólo contra pequeños contratiempos, pues los más grandes accidentes, generalmente, los dejan inútiles también. No pueden sufrir muchos maltratos, pues los materiales de los que están hechos no resisten bien las inclemencias de la vida y, casi siempre, un pequeño deterioro acaba siendo un estropicio completo del calzado.

En alguna ocasión, también encontré sandalias, como las famosas hawaianas tan de moda por Brasil.

Qué decir de estas sandalias. Ligeras como son, dejan que los pies sientan todo alrededor suyo, te exponen a pisotones y caídas de objetos accidentales, pero tambien dejan que el sol nos reviva con su energía y su luz, nos permiten mojarnos los pies directamente, sintiendo el frescor del agua en cada poro como un bálsamo de vida. Con ellas pude observar caminos nuevos, gentes nuevas, vidas distintas. A veces las sandalias son una de cada tipo, a veces una va rota y tiene pedazos de cinta sujetando su estructura, son calzados baratos que apenas cuesta conseguir, aunque haya seres que apenas pueden permitirse unas de estas, vaya. Lo más bonito de las sandalias es que son, probablemente, el calzado que más fácil es sacudirse de encima, apenas basta una media patada al aire para que salgan volando por los cielos.

Y eso nos lleva a los pies descalzos, la pata pelá, como dicen por algunos sitios.

La pata pelá tiene su arte, seguro. Es, por supuesto, la forma más fácil de exponerse ante la vida, nos deja los pies como son, desnudos y sencillos, vulnerables y expuestos ante cualquier inclemencia o inconveniente. Pies desnudos, pies negros, pies que vibran con la vida, pies que a veces, dejan de sentir de tanto encontrarse con piedrecitas en su tránsito. Sin entrenamiento y costumbre, la más mínima espina nos hace estremecernos de dolor, y los pisotones se convierten en enemigo a evitar a toda costa, pero tambien, precisamente por esto, nos vuelven rápidos y atentos a donde vamos a meter los pies, no queremos arriesgarlos.

Frío, suelos duros, playas ardientes… Numerosas situaciones nos hacen, de esta forma, caminar de puntillas y con delicadeza. De todas las formas de caminar que he encontrado, esta es, probablemente, con la que más a gusto me siento.

No es una forma de caminar para todos los momentos, es una forma de caminar que requiere pericia y mucha práctica, requiere sabiduría para saber cuando es apropiada y cuando, por salud, debemos buscar alguno de los calzados que ya conocemos. Es la manera que, personalmente, me ha permitido darme cuenta de que todos y cada uno de los calzados que he ido llevando por la vida, tienen su momento y su lugar, su propósito y necesidad y que, aunque hay que protegerse y equiparse para cada tramo de este camino tan bonito que es la vida, siempre que sea posible, hay que tratar de sentir el recorrido con toda la planta del pie, con cada milímetro de piel que podamos exponer al mismo, con dulzura y delideza, con mimo y atención, pues un pie descalzo pero entrenado es la mejor herramienta para discurrir con felicidad por la senda de nuestra experiencia vital.

Sigamos caminando!


dos conversatiorios de un Chile revuelto

Durante la última etapa de mi aventura por tierras chilenas, tuve ocasión de participar en dos conversatorios de corte bien diferente.

El primero tuvo lugar en Isla de Maipo (Región Metropolitana de Santiago de Chile), en el antiguo retén de presos reformado en centro de la memoria, el 6 de Octubre de este 2018, y reunía a unos cuantos personajes harto relevantes en la historia reciente de Chile para hablar concretamente de los hechos acaecidos durante el golpe de estado de Pinochet en la zona de Isla de Maipo / Lonquén, región metropolitana de Santiago De Chile.

Luis Navarro, Hernán Contreras y Juan Luis Gumucio compartieron sus experiencias durante la época en la que la Vicaría de la Solidaridad llevó a cabo importantes tareas de apoyo y denuncia social, trabajando para crear la figura de los detenidos desaparecidos, que posteriormente permitiría denunciar muchas de las tropelías y asesinatos que se sucedieron durante toda la época del regimen dictatorial de Pinochet.

Esta es una foto de estos tres grandes:

La labor que desempeñaron y desempeñan representa un ejemplo de lucha social y esfuerzo por denunciar los abusos y atropellos que el poder y los que vencen ejercen siempre sobre los oprimidos, sobre los que pierden, sobre todos aquellos que, en cualquier momento, se oponen y luchan por un mundo más justo y mejor para todos.

En el caso concreto de Lonquén, en 1973 se hizo desaparecer (se asesinó) a 15 personas de la región. Sus cuerpos serían encontrados el año 1978, cinco años después, en unos viejos hornos abandonados en una mina de cal en los cerros de Lonquén, estas serían las primeras osamentas de detenidos desaparecidos encontradas durante la dictadura militar.

Sus nombres, para recordar:

ENRIQUE ASTUDILLO ÁLVAREZ

RAMÓN ASTUDILLO ROJAS

OMAR ASTUDILLO ROJAS

CARLOS HERNÁNDEZ FLORES

OSCAR HERNÁNDEZ FLORES

NELSON HERNÁNDEZ FLORES

SERGIO MAUREIRA LILLO

SERGIO MAUREIRA MUÑOZ

JOSÉ MAUREIRA MUÑOZ

SEGUNDO MAUREIRA MUÑOZ

RODOLFO MAUREIRA MUÑOZ

IVÁN ORDÓÑEZ LAMA

JOSÉ HERRERA VILLEGAS

MANUEL NAVARRO SALINAS

MIGUEL BRANTT BUSTAMANTE

Luis Navarro trabajó como perito fotográfico de dicho suceso, Hernán Contreras era abogado de la Vicaría de la Solidaridad y Juan Luis Gumucio trabaja activamente en la Corporación Lonquén ayudando a las familias a sacar a la luz la verdad de lo que ocurrió entonces.

Podeis ver un video con el contenido del conversatorio completo en el siguiente enlace:

Conversatorio “Por la Fuerza de la Memoria – Hornos de Lonquén”

Este conversatorio acogió a afectados por los hechos y tambien, que es lo bonito, a un buen  número de jóvenes que muestran su preocupación tanto por lo ocurrido en el pasado, como por el devenir de la historia en estos momentos tan delicados y de tan necesaria lucha activa.

Algunas fotos del evento están recogidas en la página de @TeamTiras, en el siguiente enlace:

@TeamTiras – Fotografías del conversatorio “Por la Fuerza de la Memoria – Hornos de Lonquén”

Os recomiendo la escucha tranquila del mismo pues, aún siendo dos horas de conversaciones, captura y se expresan conmovedores sentimientos y pensamientos que se hacen harto precisos para mantener y avivar la lucha y la denuncia contra todas las opresiones que a lo largo del planeta se van reproduciendo y que, en Chile particularmente, se encuentran en un incendiario estado de actividad en estos momentos.

Una frase, de este conversatorio:

“Hay que defender la libertad, hay que defender la democracia, como sea, no es lo perfecto pero es lo mejor que hay, tienen que ser valientes y luchar por lo que ustedes crean, no dejarse llevar por lo que está de moda simplemente, o por lo que está imperando, el consumo […] Hay que luchar por los derechos humanos, es esencial, es la única manera de protegerlos“.

Luis Navarro.

El segundo conversatorio tuvo lugar en la Universidad Alberto Hurtado, en Santiago de Chile, y organizado por el movimiento estudiantil de la zona. Venía a visitarnos Alexis Rojas, altamente implicado en movimientos de protesta social y defensa de derechos humanos y ambientales y miembro del “Cabildo Abierto de Quintero Puchuncavi“.

La temática, aún manteniéndose en el ámbito de las opresiones y abusos del poder, está directamente relacionada con hechos que están sucediendo (y llevan años) en la región de Quintero-Puchuncavi, donde el gobierno de Chile, escudándose en el término “Zona de Sacrificio Ambiental”, hace decenas de años que comenzó a alojar a todas las empresas altamente contaminantes y que están, desde entonces, destrozando la región y matando a sus habitantes.

La región de Quintero estaba calificada como uno de los entornos naturales más hermosos y fue, en su momento, objetivo incluso de los piratas y asaltantes dada su riqueza en metales preciosos y caros.

Este desastre, motivo del conversatorio, comenzó entre 1945 y 1958 con el establecimiento de la primera empresa en la región, Chilectra, hasta llegar a la cifra de 17 empresas, todas ellas altamente contaminantes (Oxiquim, Chilectra, Enami, Chilgener, Gasmar, Cordex, Gener, Copec…).

Aqui teneis un listado de todas ellas, con un eje cronológico (desconozco si está completo):

Termoeléctrica, refinerías y terminal de gas: Cuáles son las fuentes contaminantes en Quintero y Puchuncaví

En esta región hacia finales de los años 80 ya se dió una denuncia que lamentablemente no progresó demasiado, el caso de los “Hombres Verdes de Enami”, del que podeis ver un documental aqui:

[nadasimple.todosimple] :: hombres verdes

La desgarradora historia de los “Hombres Verdes” tiene en su haber centenares de muertes por contaminación con metales pesados, arsénico y otros venenos. Todos causados por las empresas alojadas en la región y de los que practicamente salieron impunes.

Actualmente, la situación está tornándose altamente peligrosa. Recientemente (Agosto de 2018) hubo un escape de gas que generó una nube toxica amarilla enfermando a numerosos habitantes de la región, con más de 400 niños y niñas de la zona gravemente enfermos.

Puedes encontrar buena y detallada información con fotografías en el siguiente enlace:

Una historia de nubes amarillas: el “genocidio ambiental” de las fábricas chilenas (fotos)

Durante el conversatorio, se tocaron otros terribles temas adicionales, como los habituales abusos policiales contra los protestantes, la muerte sin aclarar de Alejandro Castro (el mechas), activo miembro del sindicato de Pescadores de Quintero S-24 y muy implicado en las protestas contra la contaminación de la zona, o las veladas amenazas que Carabineros dejaba caer sobre familiares de otros activistas, enseñándoles fotografías tomadas en la calle y mostrando “preocupación” por su seguridad.

¿Asesinato o suicidio? La muerte de Alejandro Castro

Poco tiempo despues de esta reunión que compartimos con los estudiantes en la Universidad Alberto Hurtado, Alexis Rojas tambien tuvo un encontronazo con Carabineros y acabó en comisaría.

Es claro que la violencia estatal, en Chile, no es nueva y está a la orden del día, ejercida constantemente contra todas aquellas voces que se alzan en protesta, contra todos aquellos líderes y seres que continuan luchando por denunciar abusos estatales y mejorar la vida de los habitantes en su entorno.

Hace unos pocos días tambien resultaba muerto Camilo Catrillanca, activista político muy vinculado a la causa mapuche.

Fiscalía revela video del operativo que terminó con la muerte de Camilo Catrillanca

La violencia y presión estatal e internacional es un hecho, nadie puede ponerlo en duda. Ejercida algunas veces directamente, como en estos casos de Quintero, los activistas mapuches, o las víctimas de Lonquén, o más indirectamente como ocurrió durante la época de gobierno de Salvador Allende, previa al golpe de estado de Pinochet, en la que medidas de presión y embargo ejercitadas internacionalmente (como recientemente reconoció el gobierno de los estados Unidos con el embargo del cobre o las huelgas de transportes en que se pagó a los camioneros chilenos para que NO entregasen sus mercancías) buscaban dificultar y hundir la economía chilena, tratando de que el pueblo culpabilizase de las carencias al propio gobierno y forzar, de ese modo, un cambio hacia dirigentes más afines políticamente a la ideología liberal capitalista de los EEUU.

Urge encontrar nuevas formas de articular la protesta social, nuevos mecanismos de reactivación de la lucha que agilicen la comunicación de los implicados manteniendo su seguridad, protegiéndolos y facilitándoles un calado mayor en la sociedad, como ocurrió, parcialmente en Chile, durante el gobierno de Allende con aquella futurística red de comunicaciones que se adelantó a Internet, SYNCO. Una red que, aún disminuída y no plenamente operativa, permitió al gobierno optimizar los recursos que tenía a su disposición para mantener, incluso con los bloqueos económicos y las presiones internacionales, una relativamente eficiente distribución de los recursos necesarios en cada provincia y región.

Puede que Chile, tan intensamente inmersa en la lucha social en estos momentos, pueda volver a darnos un ejemplo de organización y activismo social, imaginando nuevas herramientas y mecanismos que permitan, de una vez, desbancar del gobierno a tantos abusadores que solo saben gestionar la cosa pública en su propio beneficio.

Por la razón, siempre, Chile…